Petrolero Gibraltar

Mi embarque más corto.

El trece de enero de 1982 embarqué en el petrolero Gibraltar de Marflet operado por Auxinave S A fondeado en Málaga haciendo operaciones de mantenimiento antes de inicial viaje al Pérsico.

Era un buque de más de 300 m. de eslora, uno de los petroleros de mayor porte que había en España. La impresión que me llevé al bajar a la sala de máquinas y ver la sala de control fué de lo más pesimista. Era de total abandono y desidia. No había aislamiento acústico, sin aire acondicionado, la mayoría de los servicios en su tiempo que funcionaban en automático se operaban manualmente, un ejemplo era el servicio de aire comprimido.

Un servicio tan elemental y primordial como el aire de maniobra carecía de válvula reductora que funcionase correctamente, con lo cual había que controlar la presión de manera manual estrangulado la válvula de entrada a la línea de servicio.

El ascensor estaba fuera de servicio por estar los cables en mal estado.

Observando los datos históricos de la temperatura ambiente de la sala de máquinas, estos eran casi siempre superiores a 40 grados centígrados.

Observado esto en lo dos primeros días decidí desembarcar.

Al tercer día fui a coger la falua para ir a tierra y llamar al servicio de personal de la empresa, pero  entre ducha y cambio de ropa, llegué tarde, cosa que no ocurrió al siguiente día.

El cuarto día desde una cabina telefónica expuse mis razones  y al día siguiente desembarque y me pagué el viaje de retorno a Gijón.

Los compañeros El jefe y primero de máquinas intentaron convencerme de que me quedase.

Argumentaron que el ascensor y la válvula reductora serían reparadas antes de salir y lo de la temperatura se compensaba con el cobro de horas por trabajos penosos cuando la temperatura media excedía de lo estipulado en convenio y que a final de mes era un complemento salarial muy jugoso.Después de haber navegado en el petrolero Talavera propulsado a vapor como alumno, con temperaturas en la máquina casi siempre superiores a 40 grados centígrados, del que desembarqué con un catarro crónico que derivó en tuberculosis. Decidí solicitar el desembarco por mi voluntad.